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miércoles, 20 de julio de 2011

Batman y el sentido común



The Dark Knight Rises, así se llama la película de la franquicia de Batman que se estrenará el año que entra. Christopher Nolan repite y también el protagónico, Christian Bale. Se enfrenta con el reto de superar las carencias de su predecesora, El caballero oscuro, de 2008, una película que por momentos resultó incapaz de reivindicar las virtudes de su personaje central (Batman, por si hace falta aclararlo), opacado por el Guasón de ultratumba de Heath Ledger. Así, la solemnidad del Batman atormentado, vigilante y a veces desperado, resultó simplemente motivo de risa ante un villano que no estaba motivado por el afán de dinero o poderío, porque hay quienes "sólo quieren ver el mundo arder", como dice el mayordomo Alfred (Michael Caine) en una escena. El Guasón terminó, según algunos, por robarse la película (como ocurrió en una de las entregas previas de Tim Burton) y el encapuchado quedo en entredicho, algo "tocado", como dicen en España, lo que no había ocurrido en la primera película de la saga que Nolan dirigió, Batman Begins (2005). Lo anterior, como se sabe, no fue obstáculo para que El caballero oscuro se convirtiera en un obsceno éxito de taquilla. Pero aquí lo que nos interesa es otra cosa: ¿el cuento de la posmodernidad exige deconstruir a los héroes tradicionales? La épica, como lo sabe cualquiera que conviva con jóvenes, ahora hasta forma parte del habla popular ("epic fail!", dicen los muchachos). Pareciera que sólo superhéroes cínicos como el Iron Man de Jon Favreau tienen posibilidades. O retratos poco favorecedores como Watchmen. Sin embargo, esta época que se da aires de posmoderna y relativista, en realidad rinde culto a relatos que para nada han llegado a su fin. A lo mejor hablar de un superhéroe que lucha por la justicia mueve a risa o condescendencia, pero hagan la prueba, atrévanse a criticar ciertas palabras (democracia, género, sociedad civil, literatura infantil, derechos humanos...) durante una reunión informal con vestimenta casual y los posmodernos les saltarán a la yugular, indignados. El Diccionario de lo Demoniaco tiene unas entradas que casi nadie cuestiona como nefastas: Stalin, China, La Derecha, Estado español... Entonces no estamos tan deconstruidos como nos han contado.
Por lo tanto, lo anterior, en el contexto de la historieta y el cine que ésta inspira (negocios gigantescos ahí donde los haya), se plantea la posibilidad de un héroe que, como el Batman de Nolan, sea incómodo por sus contradicciones ya no sólo existenciales ("atormentado", ¡por favor!), sino por su legítimo desafío a lo que todos dan por cierto. "Una leyenda, señor Wayne, una leyenda", dice uno de los personajes en el nuevo avance. Así, el superhéroe se ganará de nuevo el temor y el respeto de un pueblo que no quiere ser protegido ni salvado cuando se enfrente contra el sentido común (tal y como lo entendía Gramsci). [Entrada editada el 16 de diciembre de 2012, debido a lo publicado en esta página acerca de un supuesto Batman "dictador".]




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